En ciudades como Guatemala donde el tráfico consume, en promedio, un mes entero al año por persona, la cuestión ya no es el porqué de elegir el teletrabajo, sino cómo podríamos no hacerlo. La movilidad urbana se ha convertido en un desafío imposible, el teletrabajo es, no solo una solución pragmática que todas las empresas con la capacidad deberían adoptar, sino un compromiso hacia el bienestar y la salud de los colaboradores.
El síndrome de la rana hervida.
Lo que nos frena de una solución real, no es que hay quienes se niegan rotundamente al cambio, sino que hay quienes aplican modalidades 'híbridas' (por ejemplo, ofrecer dos días de teletrabajo a la semana) que no plantean una solución sino una compensación y al hacerlo están normalizando la situación. No debemos normalizar -ni siquiera dos o tres días a la semana- dormir en los estacionamientos, ni estar metido en un vehículo el 30% del día, ni dormir 4 horas por noche, porque no está bien, porque tiene repercusiones en la salud y en el trabajo, porque NO ES NORMAL.
¡Coherencia en el discurso por favor!
Cuando hablamos con líderes de la industria prácticamente todos estamos de acuerdo con que el trabajo creativo no se puede cobrar por horas hacia los clientes, que el valor está en las ideas, la experiencia, el talento. Pero a la hora de medir el valor de nuestros colaboradores, muchos aún lo hacen según cuántas horas pasan sentados enfrente de una computadora. Esto no tiene sentido. Debemos recompensar los resultados, el esfuerzo, el talento, la disposición, la actitud y la colaboración, y aunque para los equipos de contabilidad pueda resultar un concepto abstracto, es necesario que todos nos adaptemos a esta forma de pensamiento para que esta modalidad de trabajo funcione.
Apostando por la Sostenibilidad ante la Inmovilidad.
Frente al incesante dilema del tráfico y la falta de soluciones viables a corto plazo, el trabajo remoto es una respuesta que, además de práctica, es sostenible. La reducción de la huella de carbono debería ser un tema latente en todo el sector privado (cada verano queda más claro), ya que estamos claros que, por lo menos, en toda Latinoamérica los gobiernos tienen otras prioridades -y que los vehículos eléctricos están lejos de ser una solución real-. El home office es un paso consciente, que todos debemos dar, hacia un planeta más limpio.
Abriendo las Puertas al Talento Global.
Como ya aprendimos en la pandemia, adoptar el home office no solo resuelve un problema logístico; amplía exponencialmente el horizonte de talento con el que podemos contar. Al eliminar las barreras geográficas, nos enriquecemos con diversidad de pensamiento, capacidades y alcance global. Este modelo de trabajo permite integrar a los equipos lo mejor del talento a nivel mundial, aprovechando los enfoques y fortalezas de cada región en cuanto a la inversión en talento (como por ejemplo la creciente ola de talento tecnológico en Costa Rica), enriqueciendo la cultura y potenciando la creatividad y eficiencia.
En Feat., el home office es más que una modalidad de trabajo; es una expresión de nuestra cultura empresarial, un compromiso con el bienestar de nuestros colaboradores y una declaración de cómo entendemos la eficiencia y la productividad. Creemos firmemente que el futuro del trabajo es flexible, inclusivo y orientado a resultados, no a horarios. Estamos orgullosos de liderar este cambio, mostrando que es posible lograr un equilibrio saludable entre la vida profesional y personal, todo mientras se contribuye positivamente a la sociedad y al planeta.
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